lunes, 25 de mayo de 2009

Mutualismo: introducción.

El mutualismo es un tipo de relación biológica que se da entre especies diferentes, en la cual ambas especies salen beneficiadas de dicha relación, mejorando su adaptación biológica al medio. Esta relación establecida entre las especies no es obligatoria para la supervivencia de ninguna de ellas, pudiendo deshacer la unión en cualquier momento, aunque se mantiene por interés de ambas.

En ocasiones, se toman las simbiosis estrictas (como el caso de los líquenes) como un tipo de mutualismo, aunque en este caso la diferencia está en que en el caso de la simbiosis la unión es mucho más estrecha ya que al menos una de las especies implicada depende de esta unión para poder vivir.

A pesar de que estas relaciones muchas veces no se tienen tan en cuenta como otras como las simbiosis, la depredación o el parasitismo (mucho más estudiadas en biología), las relaciones de mutualismo tienen una gran importancia para la vida y para el desarrollo de la evolución ya que, por ejemplo, asociaciones como las micorrizas han permitido en gran medida la adaptación de las plantas al medio terrestre; o asociaciones de las plantas y los polinizadores también han jugado un papel muy importante en la evolución.

Dentro del mutualismo se pueden establecer diferentes clases según sea el tipo de intercambio que hacen las especies implicadas. Estas clases son recurso-recurso, servicio-recurso, servicio-servicio.

-Relaciones recurso-recurso. Son las más comunes dentro del mutualismo. En ellas, uno de los implicados aporta un recurso que recibe el otro, el cual no puede obtenerlo por sí mismo, y viceversa. Por ejemplo, es lo que sucede en el caso de las micorrizas, o en los rizobios.

-Relaciones servicio-recurso. En estas relaciones uno de los implicados beneficia al otro dándole algún beneficio material y, a su vez, es beneficiado porque al darle dicho recurso recibe un servicio necesario por parte del otro implicado. El ejemplo más típico de estas relaciones es el de la polinización de las plantas por animales como las abejas que reciben de ellos el polen o néctar pero a cambio realizan la dispersión de sus gametos.

-Relaciones servicio-servicio. En este caso las dos especies implicadas realizan un servicio mutuo. Las relaciones de este tipo no se dan de manera muy frecuente en la naturaleza, aunque también hay algunos ejemplos bastante conocidos como el de la anémona de mar y el pez payaso, relación en la cual ambos son defendidos contra sus respectivos depredadores.

Los animales limpiadores (ciertos crustáceos y peces) especializados en librar a otros animales (generalmente peces) de sus parásitos, de sus tejidos muertos o de restos de comida, obtienen alimento por ello y el animal al que le han hecho la limpieza también sale beneficiado.

La anémona Calliactis parasitica y el cangrejo ermitaño Dardanus calidus, que la lleva a cuestas, también se benefician mutuamente. Así, el cangrejo obtiene la protección que le proporcionan los tentáculos de la anémona con su batería de células urticantes y la anémona obtiene alimento más fácilmente, ya sea por el constante desplazamiento o por los restos de comida que se le escapan o desecha el cangrejo.


La anémona Anemonia sulcata y el pez Gobius bucchichi también entablan una relación de mutualismo. El pez encuentra protección ante sus depredadores al esconderse entre los tentáculos de la anémona, mientras que esta obtiene restos de la comida del pez, a la vez que los movimientos de éste entre sus tentáculos crean corrientes que la limpian de sedimentos y renuevan el agua que la envuelve.

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